Escrito por: Mariel Hernández Maldonado
A últimas fechas hemos podido escuchar mucho sobre el precio del dólar y cómo sigue subiendo casi hasta alcanzar los 20 pesos, panorama que llena de incertidumbre a los mexicanos pues con cada devaluación de la moneda los precios de la canasta y servicios básicos se elevan notablemente; pero esto no es algo nuevo, desde hace algunas décadas el peso mexicano no ha visto un buen futuro proyectado en su horizonte.
Desde el famoso “lana sube, lana baja y el pelón viaja y viaja” que se popularizó con Carlos Salinas de Gortari, el peso empezó a decaer; primero fue la introducción de los “nuevos pesos” o el robo de los tres ceros con los que el precio del dólar pasó de 2.29 pesos a 3.43; la devaluación empezaba apenas en 1988. Le siguieron Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y ahora Enrique Peña Nieto; cinco presidentes que no han logrado evitar que la moneda nacional siga recibiendo embates de los “billetes verdes” del vecino del norte, llegando a su peor momento ahora, en 2016 cuando su precio alcanza una máxima de 18.24 pesos a la compra.
Desde mediados del año pasado los economistas auguraban una alza importante en los precios del dólar para este año, lo que repercutiría en ofertas de empleo y precios de canasta y servicios básicos, pero ahora que tenemos frente a nosotros al dólar en crecimiento, la pregunta real es: ¿Por qué no nos conviene el dólar tan caro?
Lo primero que se produce tras una alza en el precio del dólar, como lo hemos dicho anteriormente, es un aumento en los precios de los productos y servicios, lo que no solamente afecta a nivel nacional, sino que internacionalmente los productos se encarecen, la importación eleva sus precios y muchos productos dejan de ser accesibles para los trabajadores que viven del salario mínimo.
Para los exportadores ésta alza que provoca carencias en algunos, es beneficiosa para ellos con sus reservas, pues el aumento de los precios de productos de exportación es una ganancia a menos que el aumento sea constante, pues las materias primas se encarecen también, desequilibrando la dinámica de entradas y salidas monetarias.
En cuanto a las empresas que cuentan con financiamientos en dólar se ven perjudicadas si el plazo de cumplimiento se encuentra en el período en que el dólar sube, pues la cifra total se eleva. La esperanza a la que las autoridades mexicanas siempre le apuestan es el turismo, pues la derrama económica que los destinos turísticos generan, se calcula en dólares, pues los paquetes, hoteles y vuelos se calculan en dólares, no en pesos.
En cuanto a nosotros, lo que recomiendan los expertos financieros es comprar dólares y metales preciosos como oro y plata a manera de “búnker económico” para evitar emergencias financieras en caso de una devaluación más fuerte.