Escrito por: Mariel Hernández Maldonado
Desde abril de este año hemos visto que las noticias referentes al precio del peso solamente hablan de lo mal que ha estado yendo en la economía y como a pesar de los intentos del gobierno por amortiguar un poco el descenso de la moneda nacional, no se ha logrado hacer mucho. A pesar de que ha tratado de mitigarse un poco la situación económica real a través de promociones, rebajas y nuevos negocios, los servicios y bienes siguen subiendo de precio hasta un grado inalcanzable para muchos.
Hace unas semanas el dólar empezó a cotizar a la venta un precio de 18.175 pesos por unidad, lo que representaba una pérdida de 5.53% para el peso mexicano, la cual de acuerdo con información del Banco de México (Banxico) sería la quinta sesión consecutiva a la baja del peso. Desde el inicio del mes de mayo la moneda ha recibido fuertes embates por parte de otros mercados internacionales, pues gracias a los bajos precios del petróleo y a la reciente inestabilidad China, los inversionistas prefirieron pensarlo bien antes de hacer movimientos riesgosos no solamente en México, sino al rededor del mundo.
¿Qué consecuencias tiene que el dólar siga ganando fuerza?
Ante toda la situación especulativa que parece estar anunciando que el dólar alcanzará los 20 pesos en los próximos días, la verdadera preocupación se cierne en torno a qué tanto va a afectar esto a la economía de los mexicanos, pues bien sabemos que los productos de demanda internacional se gravan en dólares para luego ser ofertados en todos los mercados, esto es lo que preocupa a los bolsillos mexicanos que se preparan para el embate financiero final.
La primera de las repercusiones la inflación pues al subir el precio del dólar, evidentemente baja el precio del peso, lo que provoca que los préstamos bancarios eleven su tarifa de interés de referencia, haciendo los préstamos bancarios más inalcanzables para México.
Otra de las desventajas es que al depender de otra moneda más poderosa, el país se convierte en un destino poco deseable para las inversiones, estancando las posibilidades de prosperar económicamente; últimamente los inversores han movido sus recursos a otras economías más estables y poderosas, lo que se traduce en un aumento de tasa de interés referencial en un .50% llegando a ser de 3.75%.