Las alitas de pollo se encuentran en su más grande apogeo en todo el mundo. En Latinoamérica desde Chile, Argentina, Costa Rica, hasta Panamá y ahora mucho más en Colombia; mientras que en Europa, por ahora, solamente en España. Es por eso que muchas de las franquicias de comida exitosas y posicionadas ya en México, están invirtiendo y probando suerte en otros mercados del mundo, además de los que están geográficamente próximos a Estados Unidos, como México y Canadá.
Lo único que varía en los restaurantes, es el menú y los ingredientes con los que se elaboran, o se acompañan las alitas. Sin embargo, hay ciertos clásicos en el mundo de las alitas que no se pueden dejar de cocinar, tal es el caso de las alitas buffalo wings.
Las buffalo wings, originadas en Buffalo, la segunda ciudad más grande del estado de Nueva York en Estados Unidos; son alitas aderezadas con salsa picante a base de vinagre, pimentón rojo y mantequilla, siendo esta combinación de las favoritas de los amantes no sólo de las alitas, sino también de los nuggets, popcorn y dedos de pollo.
En España, el auge de las alitas se ha percibido más en los bares. En este país, el platillo se vende como tapas, pero al estilo gourmet. La gastronomía ibérica, al no estar tan familiarizada con el picante, ha tenido que adaptar la preparación de las alitas con base en salsas locales u orientales.
Mientras que en otros países como en Argentina, las aderezos más consumidos son el ranch y el que está elaborada a base de queso azul. Aunque los restaurantes también incluyen las salsas orientales, las locales como el chimichurri, las que están muy condimentadas o hechas a las finas hierbas, u otras no tan picantes que a la vez son agridulces, como la barbecue o el curry.
Sin importar cuál es el gusto de los consumidores de alitas alrededor del mundo, las franquicias de alitas se están convirtiendo en una inversión verdaderamente rentable, no sólo en México, sino en todo el mundo, lo único que los inversionistas tienen que tomar en cuenta son las preferencias dentro de la cocina de cada nación, para así poder adaptar su menú. Esta consideración les representaría un beneficio económico, pues los ingredientes preferidos en cada país, son los mismos que pueden encontrarse localmente y son más baratos que los que necesitarían importar.