La competitividad ligada al crecimiento económico

Se entiende por competitividad la capacidad de generar la mayor satisfacción en los consumidores por el menor costo posible. Este principio, frecuentemente utilizado para referirse a las empresas productoras y comercializadoras de bienes y a los prestadores de servicios. Comprende varios factores que influyen en la capacidad del consumidor para decidir por una entre las opciones disponibles en el mercado.
La calidad de un producto se mide por el nivel de satisfacción que genera en los consumidores, de decir, que llene sus necesidades y cumpla con sus expectativas acerca de lo que el producto puede y debe ofrecerle. Para las empresas, esto significa invertir continuamente en el desarrollo de tecnologías nuevas o cualesquiera otros avances puedan surgir en el área que les ocupa, ya sea electrodomésticos, medios de comunicación o servicios de telefonía, así como mantenerse informados sobre las preferencias de los consumidores.
La productividad se traduce en obtener la mejor capacidad de producción con el mínimo de inversión, tanto de materiales como del tiempo empleado en la elaboración de un producto y del número de trabajadores necesarios para realizar las tareas. Una mayor productividad se ve reflejada en la obtención del máximo rendimiento al menor costo posible y, por tanto, mayores ganancias para la empresa.
Por lo que respecta al servicio y la imagen de una empresa de cara al público consumidor, se puede decir que son la forma de acercarse a ellos de la manera más atractiva posible y que, una vez establecida la relación, ésta se mantenga satisfactoriamente para ambas partes.
El modo en que la competitividad entre las empresas afecta al crecimiento económico de un país, se da en razón de que los competidores más fuertes son las grandes empresas, a menudo trasnacionales, que cuentan con muchos más recursos, experiencia y relaciones que los denominados micro y medianos empresarios.
En general, para que exista una competencia justa entre todos los participantes en un ramo de la cadena productiva, es necesario que los países cuenten con un entorno estable tanto política como financieramente. De lo contrario la inflación, la devaluación de la moneda y otros riesgos potenciales pueden ahuyentar a los inversionistas o impedir que los pequeños jugadores logren consolidar un proyecto.
A fin de cuentas, la falta de la competitividad actúa en detrimento de los consumidores, ya que ésta viene acompañada por alzas de precio o escasez de los productos o servicios, y por deficiencias en la calidad de los mismos.
Es en beneficio de sus propios consumidores que los gobiernos deben procurar que existan condiciones para la competencia, y trabajar con otros países para que la brecha entre las economías desarrolladas y las que están en vías de desarrollo disminuya. Éstos son requisitos indispensables para un desarrollo económico sostenido y durable.